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10 enero, 2020Esta receta es toda una asignatura pendiente. Casi una deuda.
La tengo escrita, pulida y perfeccionada hace más de lo que quisiera confesar. La cocino tan seguido que ya es como de la familia. Y es que estos brownies son una bomba. Es difícil de creer que algo tan suculento, tan tentador y tan chocolatoso sea a base de avena fermentada y poquísimos ingredientes más.
Si se fijan, la base de estos brownies es exactamente la misma que la de los cuadraditos de naranja; y por si fuera poco, la misma también que uso para el pan chato (o fainá) de avena. Lo cual tiene múltiples ventajas: puedo remojar el doble de avena de un saque y al día siguiente aprovecharla para dos recetas. Puedo decidir a último momento si esa avena se usa para dulce, para salado o para quién sabe qué. Puedo conservar la avena una vez remojada o fermentada, o la mitad solamente, en heladera 3 o 4 días sin problemas hasta que decida qué hacer con ella. En fin, el condimento de la practicidad le cuadra muy bien a todo esto.
Llevo estos brownies a casi todos mis talleres, y a los talleristas les paso una versión informal y casera como cuando le convidamos la receta a un amigo. ¿Por qué será que tardé tanto en compartirlos con ustedes? No tengo palabras. La única conclusión posible es que estos brownies despiertan al egoísta que hay en mí. Pero acá termina esa vergüenza. Quedan oficialmente publicados, al alcance de todas las manos y disponibles para que mañana mismo los estén probando. Que así sea.
Ingredientes
- 2 tazas de avena arrollada (entera, fina o gruesa da igual) - 2 cucharadas de harina de centeno o de trigo integral - para fermentar: chorrito de kéfir o vinagre de manzana sin pasteurizar. - 1 y 1/2 taza de agua - 1/2 taza de cacao amargo - 1/2 taza de aceite de coco (o manteca. Con otros aceites vegetales sale bien también, pero cambia la textura). - 1/2 taza de azúcar mascabo (reemplazable por el endulzante que les guste) - 2 huevos (si reemplazan por chilinaza cambia bastante la textura, pero sale) - 1 cdta de bicarbonato - No imprescindibles pero recomendables: 1 cda de extracto de vainilla, pizca de sal, extra de azúcar para espolvorear. - Opcionales (elegir alguno, no todos a la vez): 50 grs. de chocolate picado; ciruelas secas en trozos; media cucharadita de café disuelto en poquita agua; pasas, nueces o avellanas, semillas de sésamo, arándanos secos, rodajas de banana, etc.
Procedimiento
Hidratar la avena y la harina (juntas) con el agua y el agente fermentador (kéfir o vinagre). Tapar con repasador y dejar reposar de un día al otro, o hasta 24 hs.
Aclaraciones acerca de esta etapa:
* Si no tienen idea al respecto, y les interesa, lean por favor este post sobre antinutrientes y éste sobre remojo y fermentación.
* Si no hay agente fermentador, se va a activar (remojar) sin fermentar y sale bien igual, solo no estará fermentado.
* La harina está para contribuir al proceso de fermentación y la neutralización de antinutrientes. Por eso debe ser de centeno o trigo integral. Si no les interesa, pueden cambiarla por cualquier otra harina o incluso almidón.
Una vez fermentada la avena (o al menos remojada de un día al otro, es decir, mezclada con el agua pero sin agente fermentador), agregar todos los ingredientes a excepción de los opcionales e integrar con espátula (o licuar, o mixear).
Llevar a una placa aceitada o enmantecada y hornear en horno precalentado a 180 grados por espacio de 30 a 45 minutos, o hasta que un palillo salga limpio. Es muy importante no pasar los brownies: aún antes de quemarse se pueden secar y quedar ricos, como un bizcochuelo, pero no tan húmedos y cremosos como esperamos de un brownie.
Para lograr un acabado crocante, esa capita finita que se quiebra en la superficie, el único método efectivo es una capita de azúcar espolvoreada sobre la masa ya en la placa. Yo suelo hacerlo: me permite incluso reducir la cantidad de azúcar en la masa gracias al dulzor que se siente al morder cada bocado. Pero siéntanse libres de elegir agregarlo o no.