Si tengo gripe y yo misma cocino la sopa, ¿vale como beneficio secundario de la enfermedad?
Cuando es tan rica como ésta, creo que sí.
El corazón de esta sopa de tomates es la harissa, un condimento marroquí a base de chiles picantes capaz de levantar a los muertos. Tuve que enchilarme unas cuantas veces para aprender a usar un diez por ciento de la cucharadita que calculaba al principio, como si fuera rocoto o pimentón.
Con harissa se hace la Harira, una sopa marroquí que ellos toman casi a diario y, una vez que la probás, entendés por qué. Pero en plena gripe no estaba para incursionar en recetas exóticas, y en cambio tenía mi bonita olla a presión para obtener los beneficios de una buena sopa en un tiempo razonable. Las sopas como-deben-ser tardan, llevan horas, cuantas más mejor. Al día siguiente son incluso más ricas. Con una olla a presión, esos tiempos se acortan muchísimo, y en cuarenta minutos podés tener la bella crema de tomates, fortificada con lentejas y un poquito de avena, que me hizo tan feliz. La receta, aquí.



