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Torta invertida de naranjas – vegan
26 junio, 2017Tengo una confesión para hacer. Es a la vez una confesión amorosa y un mea culpa. Es que, señoras y señores, tengo una relación apasionada con los lácteos.
No hay nada que hacer, los amo, los adoro, y ni loca los tiro al inodoro (mis disculpas, es el versito de cabecera de mi hija y se me coló en el inconsciente). Seguramente lo vean en las recetas que elijo: los uso en muchas pero también busco reemplazos posibles, para no abusar tanto como las ganas me indicarían y para darle opciones a los que no pueden o quieren. Trato de consumir poquitos y elegirlos de buena calidad: eso significa en la medida de lo posible que sean artesanales y orgánicos (o biodinámicos, o como quieran llamarlos: de leche de verdad, y de vacas que la pasen lo mejor posible).
Por eso esta receta me parece muy buena aliada de los amantes insaciables de la vía láctea. Ricota casera: muy pero muy rica, muy pero muy fácil. Lleva literalmente dos ingredientes imprescindibles y unos pocos minutos de atención: el resto es puro placer.
La ricota orgánica es bastante difícil de conseguir hecha, más aún si tienen ganas de comerla descremada, como yo. En cambio hacerla en casa, y tener la ricota más sabrosa, suave y de la consistencia ideal, es lo más simple del mundo. Les recomiendo mucho que arranquen con una leche, justamente, orgánica o de alta calidad (averigüen, pregunten, pidan datos en su zona o si viven en Buenos Aires, fíjense dónde conseguir la de “La Choza” que ya es muy popular). Las ventajas de una ricota casera se extienden así a la salud: los “bichitos buenos” que trabajan en su interior nos hacen muy bien y le dan el mejor sabor. De yapa, algo más que importante: recuperar la habilidad de hacer en casa todo lo que hasta ahora comprábamos afuera. Porque el lujo, amigos, es la autonomía.
Ingredientes
Para 200 grs de ricota
(es decir… quizás les conviene hacer el doble, no? Les paso esta base mínima para que calculen duplicar o triplicar según el uso que vayan a darle) - 1 litro de leche, preferentemente orgánica (puede ser descremada o entera, a gusto personal. También pueden usar leche de oveja o de cabra y quedaría una ricota espectacular). - jugo de medio limón. Puede reemplazarse por cantidad equivalente de vinagre, me gusta más el sabor con limón pero en ambos casos es sutil. - sal a gusto. Van a necesitar también una bolsa de las que se usan para colar leches vegetales o hacer germinados, que se consiguen con facilidad en tiendas naturales y dietéticas. Si no, con una gasa o paño de cocina fino sobre un colador, van a poder lograrlo sin mayores problemas.
Procedimiento
Calentar la leche hasta que esté caliente pero no hierva, apenas superando los 40 grados está bien.
Agregar el limón, revolver y dejar reposar hasta que se separe el cuajo del suero: es decir, un líquido traslúcido va a dejar sedimentar en el fondo la parte blanca que es la que será ricota. Si esto no sucede con facilidad, no sean tímidos en agregar un poco más de limón o vinagre y mantener la temperatura cálida un rato extra. Se tiene que notar a simple vista que se cortó la leche, que se forman los grumos blancos. Ahí sí, si se quiere, agregar la sal.
Colar a través de la bolsa o gasa: el resultado ya será ricota, pero cuanto más tiempo la dejan colar, colgada dentro de la bolsa o en un colador con la gasa, más compacta y seca quedará. Si el proceso se extiende durante una hora o más, conviene seguirlo en la heladera. Si en cambio lo dejan así unas cuantas horas más, de 8 a 12, van a terminar obteniendo un queso fresco casero, más parecido a un por salut. La foto muestra mi ricota, el resultado después de apenas un rato.






