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Esta mermelada no sólo es sencillísima, naturalísima y raw (sin cocción). Es además algo que se prepara con una sola mano; mientras, la otra mano puede seguir plenamente ocupada con una niñita de menos de un mes, o con lo que ustedes prefieran, eso es a gusto.
Sólo dos ingredientes son necesarios: semillas de chía y fruta, la que más quieran, la que esté más dulce y madura. El resto es puro extra, y todo junto se hace en menos que canta un gallo, o llora un bebé.

Ingredientes
- ½ kilo de frutillas (puede ser cualquier otra fruta que te guste, cuanto más madura y de estación mejor) - 2 cucharadas soperas bien cargadas de chía, o chía y lino (para gelificar) Opcionales: - para endulzar: miel, azúcar mascabo, stevia o lo que te guste. Podés usar miel de dátiles también. Y si la fruta está muy dulce podés dejarla natural. - extracto de vainilla - media cucharadita de jengibre en polvo o una cucharadita de jengibre fresco rallado
Procedimiento
Cubrir las semillas de chía (o chía y lino) con agua tibia. Dejar gelificar al menos 15 minutos, media hora es mejor. Si ves que va quedando muy sólido, agregá un poco más de agua tibia y esperá unos minutos más.
Lavar las frutillas, quitarles los cabos y procesar o licuar. Incorporar la chía gelificada, y saborizar a gusto con el endulzante que prefieras, jengibre, vainilla o la especia que prefieras. Procesar o licuar nuevamente. ¡Es todo! En heladera dura al menos una semana.




