Cómo hacer quiche de zucchini con mascarpone, y no salir rodando en el intento.
Ésta es una versión muy kiako de una quiche, y un lindo ejemplo de cómo me gusta cocinar. Más allá de la base de mijo integral, que cualquiera puede reemplazar por la masa que más le guste, el asunto es el equilibrio. Cuando decidí usar queso mascarpone para esta tarta, pensé que tenía que buscar el modo de bajarle un cambio al resto de la receta. La cuestión no es solamente que el mascarpone tenga quinientas mil calorías, que las tiene. El problema es el efecto drogui que tienen esas quiche pesadas sobre el espíritu, a ustedes no les pasa? Una porción de esas, colmadas de crema y huevo, pesa más en el alma que en el plato. Y uno se queda así, pesado, por varias horas.
Así que a la hora de ensamblar esta versión, traté de evitarme esa sobre-mesa con sobre-peso haciendo un par de alteraciones: número uno, usar dos claras en lugar de un huevo. Número dos, una cantidad descomunal de zapallitos crudos, que se cocinan dentro de la quiche, evitando agregar aceite y emparejando bastante el aspecto verduril con el lado cremoso del asunto. De paso cañazo, es más fácil de hacer sin precocer los zucchinis. Realmente queda livianita, pero sin renunciar al gusto y la textura del mascarpone, que no se parece a ninguna otra cosa.
Quedó muy, muy bien. Y más importante, quedé bien yo después de comerla. Pasó la prueba de la sobremesa.



