Esto es un gol. Dos goles. Tres goles en la final del campeonato. Oh, santo dios, el Mundial todavía no llegó y aquí estoy ya abusando de sus metáforas… pero les juro que esta crema de choco-batatas se merece un Ta-ta-ta Goooool, a doble pulmón.
La idea es así: un dulce o más bien una crema con sabor a chocolate y batata (conocida como camote o boniato en otros lares); muuuy suave, muy cremosa, perfecta para rellenar alguna torta. Me estoy deschavando: ya van a ver el pastel que salió con este relleno, pronto lo comparto. Acompañando un muffin de chocolate (o los famosos muffins de nutella) es la gloria misma.
Cabe aclarar que todos mis elogios no implican una receta golosa-gordita, en este caso. Olvídense del empalago y de la bomba atómica, esto no es nutella ni dulce de leche. Estamos en terrenos de la moderación y la suavidad, del plato que te deja livianito, del dulce que te permitís en el desayuno a rienda suelta. El sabor se parece mucho al “marrón glacé”. Si alguno de ustedes tuvo, como yo, la dicha de que una abuela golosa les presentara ese manjar, a base de castañas almibaradas, sabe que merece la pena probar este pariente cercano, sin perder ni un minuto. El marrón glacé es algo muy de abuela, muy pasado de moda, pero tiene un gusto delicioso y sospecho que si quedó anticuado es más por el precio de las castañas que otra cosa. No estoy hablando de las castañas de cajú sino de las castañas a secas, esas que se hacen asadas por las calles de España o Francia.
Nada más fácil que hacer esta crema: lleva dos pasos y unos veinte minutos, incluyendo la cocción previa de las batatas (boniatos, camotes). Siga la flecha.
Ingredientes:
- 1 y ½ batatas (boniatos, camotes) grandes, o 2 chicas
- 2 cucharadas soperas de cacao amargo
- Miel o azúcar a gusto, yo aconsejo una cucharada sopera /ó/ stevia /ó/ un puñado de dátiles hidratados un rato en agua tibia.
- Agua, cantidad necesaria. El que quiera puede usar leche (de almendras, de soja, de vaca…), yo probé las dos cosas, me gustó más al agua.
- Opcionales que suman: una cucharadita de extracto de vainilla, una cucharadita de canela.
Procedimiento
Terriblemente fácil.
1) cocinar las batatas, con piel y todo.
Al vapor se hacen muy rápido, parejas y conservan todas sus propiedades.
Al horno van a quedar con un sabor aún mejor y más secas, peeero hay que cuidarlas, tardan más, y te va a costar un poquito pelarlas.
¿Podés hervirlas? Y sí, podés. Pero quedan más acuosas y menos saludables, como toda verdura hervida.
2) pelar las batatas, y mixearlas o procesarlas con los demás ingredientes: el endulzante que elijas, el cacao y los “condimentos” (canela y/o vainilla). Incorporar agua tibia a gusto, según la textura que quieras alcanzar: a mí me gusta ligero pero no líquido, para que no se chorree.
3) No hay tercer paso. El tercer paso es elegir a qué ponérselo: una tostada, un muffin, una torta, lo-que-quieras. Si te lo comés sólo a cucharadas, es nuestro secreto.
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