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15 septiembre, 2013…o como les decimos en confianza, marcianitos comestibles.
Estaríamos atravesando una invasión de bollitos y tortitas similares, la verdad es que un día llegan de mijo, otro de quinoa, el tercero aborda el ejército de sarraceno. Primero armados hasta los dientes con quesito rallado; más allá aparecen rellenos de calabaza, o con artillería de hummus. Con la misma bandera, nos invaden legiones de distintos cereales y legumbres. Unidos, son los conquistadores más integrales, saludables y livianitos del mundo. Y llegaron para quedarse.
Las combinaciones son infinitas pero, ojo al piojo: no da todo lo mismo. Para que comer-sano sea también comer-rico, pero rico de exclamar “mmmm” y poner los ojos en blanco, hay que estar en los detalles. Táctica y estrategia de guerra, compañeros.
Por ejemplo: el trigo sarraceno pega especialmente bien con la batata. El bollito de mijo, con queso, bien dorado, es lo más parecido a un chipá del mundo.
Y estos marcianitos de hoy, primer escuadrón de su especie, merecieron un capítulo aparte. La base es de quinoa roja con porotos Mung; el relleno, de espinaca con tofu (si, está bien, ponele queso crema, si todavía le tenés miedo al tofu). Permítanme decirles que su aspecto extraterrestre se acompaña de un sabor suaveciiiito suavecito, y no tienen ni una gota de aceite. La receta es un 2+2.
Ingredientes
Para la base:
- 1 taza de quinoa roja, cocida. - 1/2 taza de porotos mung, cocidos.
Para el relleno:
- 1 atado de espinacas - 1 taza de tofu blando (de seda) o queso philadelhpia - sal, pimienta, ciboulette a gusto.
Procedimiento
Para la base
Salpimentar y amasar con las mano, todavía tibios, los dos ingredientes, hasta formar una pasta. Si te cuesta o si están ya fríos, usar procesadora o minipimer.
Es importante cocerlos bien, primero: para la quinoa, una taza y media de agua por cada taza de cereal. Llevar a hervor y dejar cocinar a fuego hiper suave durante 40 minutos. Para los porotos: remojar una noche y cocer a hervor muy suave durante 40 minutos a una hora. Para que no se deshagan, no tienen que hervir fuerte.
Formar las tarteletitas o “cupcakes” en moldes, como hice yo, o darles forma con las manos si no tenés moldes: primero una pelota, luego un huequito en el centro. Si se te pegotea mucho, humedecer las manos apenas.
Si la placa no es antiadherente o siliconada, untar apenas con aceite.
Para el relleno
Blanquear al vapor por un minuto o saltear apenas en oliva un atado de espinacas. Procesar con una taza de tofu blando (de seda) o, si no te gusta el tofu, queso philadelphia. Condimentar con sal, pimienta, ciboulette picada y nuez moscada.
Cocinar en horno precalentado a 180° las bases solas, por quince a veinte minutos; rellenar y volver al horno cinco minutos más.




