Siempre me acuerdo de una tira de Mafalda: cuando Libertad, amargadísima por la falta de compromiso político de Susanita, termina sucumbiendo en una heladería y pidiéndole tímidamente al señor heladero “un escapismo de vainilla y pistacho, por favor.” Pues bien, hoy Libertad tendría sus buenos veinticinco años, calculo yo: y creo que este escapismo de frutilla y Campari le vendría de perlas.
Tuvo mucho éxito el asuntito del helado casero, así que vamos a darle una visita nuevamente. Los que quieran pasar directamente a la receta del helado de frutillas y Campari, y emborracharse tranquilos sin aprender más secretos heladeros, pueden avanzar hacia abajo. A los curiosos o aspirantes a transformarse en adictos heladeros caseros este verano, les cuento a continuación.
Hay un tema con el helado, y es que, oh sorpresa, está helado, señoras y señores. Las reglas del juego cambian un poco con el frío y eso es importante para llegar a buen puerto en estas gélidas aguas.
Por un lado, la baja temperatura quita intensidad a los sabores, y especialmente al dulce. Así que cuando hagan un helado y lo prueben a temperatura ambiente, hay que llegar al punto en que parece casi empalagoso, sin miedo.
Por otro, la naturaleza es sabia, y entonces: es bueno y hasta necesario para el éxito del helado el extra de azúcar. No será lo mejor para la salud o el tamaño de las cachas, pero el azúcar modifica la temperatura de congelamiento de las cosas. Así que, gracias a él, la mezcla no se vuelve un cubito incomible. Es muy difícil hacer un helado sin azúcar o miel (estamos hablando, sin máquinas de helado obviamente, y aún con ellas, te la voglio dire). A cambio, pensá que el helado comprado está lleno de cosas mucho más misteriosas, como goma xántica, jarabe de maíz de alta fructuosa y químicos o colorantes. Viéndolo así, nuestro heladito casero es más bueno que Lassie.
En estos palitos con Campari, tenemos otro aliado: el alcohol también evita que se cristalice el helado. Así que, si te gustan los sabores más fortachones, es decir un sabor más parecido al de un trago y menos a un postre, podés usar un poco menos de azúcar.
Hay otra tira donde Mafalda va a hacer las compras tras una clase de “fideología” que le dio su madre. Creo que me estoy pareciendo a ella, con esta cátedra de heladeología casera. Perdón Mafalda, perdón. Salvo por la sopa, te banco a muerte…
Los ingredientes que listo a continuación se procesan juntos, y listo; se vuelcan en moldes o vasitos, no hay más vueltas. Lo que hice fue dejar unas rodajitas de frutilla fileteadas, sobre las paredes de los moldecitos, para sentir los trocitos de fruta entera al morder. Y además queda taaaan lindo.
Con cuatro o cinco horas de freezer ya están listos. Van dos versiones posibles. Ustedes elijan (a) o (b) para cada caso.
Ingredientes
- una taza de frutillas
- un “dedo” de Campari (serán tres o cuatro cucharadas?)
- dos cucharadas de jugo de limón
- una pizca de sal
- opcional pero muy recomendable: una cucharada de manteca de coco
- (a) para una versión un poco más ligera: media taza de yogur natural y un tercio de taza de azúcar mascabo (o la que prefieran).
- (b) para una versión express y más dulcera: media taza de leche condensada.
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