
Calabaza Hokkaido rellena
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Postre de chocolate: pudding, danette o como lo llames
17 mayo, 2017Bien. Sabíamos que esto iba a pasar en algún momento, aunque no estuviera preparada.
Hay cuaderno de comunicaciones, hay mochila, hay que despertarse temprano. Julia empezó el jardín.
Llegó el día: nos escolarizamos.
A pesar de todas mis fobias y mis reticencias, hay que confesar que el Jardín en cuestión resultó idílico, la quetejedi va feliz y creo que fue más larga mi adaptación que la de ella. Después del baldazo de agua fría diario que significa levantarse temprano, elige un amiguito -muñeco del día- y allí vamos, manito en mano, rumbo a la aventura. Podrán adivinar uno de sus momentos favoritos de cada mañana: el desayuno. Las maestras tardaron dos días en reconocer mi retoño de Pochita Morfoni.
En nuestro jardín se acostumbra que cada familia lleve una vez por semana algo para desayunar que nos toca por rotación: frutas, galletitas o, ay de mí, cereales. No sé si entienden la paradoja que significa para mí la semana de cereales. Uno de los grupos de alimentos que más comemos, que más difundo, vamos, que me pongo la camiseta cerealera 100%. Pero a la hora del desayuno infantil y consuetudinario, “cereales” significa otra cosa. Esas rueditas con colorante y azúcar a toneladas. Esas “almohaditas” -no sé qué les ven de almohadas- que se promulgan como avena y tienen cualquier cantidad de ingredientes colados. Digamos que no me resulta fácil enviar en la mochila el aporte semanal cuando llega la semana de cereales fallutos. Así que decidí poner manos a la obra y encausar el asunto. El resultado, ya lo ven, son estos snacks crocantes con aroma a turrón y conciencia materna tranquila.
Ingredientes
- 2 tazas de cereales inflados, preferentemente sin azúcar: usé 1 taza de arroz yamaní inflado y 1 de quinoa inflada, pero también he conseguido y usado amaranto, trigo, hasta maíz o pochoclo tradicional. Traten de elegir los que consigan sin azúcar o con mínima cantidad de endulzante agregado. - Hasta ½ taza de alguno de los siguientes o una mezcla: copos de maíz, mijo o arroz cocidos, avena precocida tostada, coco rallado o en escamas, almendras o algún otro fruto seco tostado y procesado. Pueden sumarse pasas de uva o ciruelas secas picadas, semillas de sésamo, chips de chocolate o lo que inventen. - 1/3 taza de manteca de maní (o de almendras, o de cajú, la que hagan o compren) - 1/3 taza de miel, agave o miel de arroz (puede ser maple syrup o algún tipo de almíbar o arrope que les guste). Con azúcar funcionaría pero deben disolverla bien en la manteca de maní y es difícil. Con stevia o algún otro edulcorante similar es difícil hacer funcionar esta receta porque les va a faltar “pegote”: tendrán que usar mucha más manteca de maní o aligerarla con ayuda de más aceite de coco, queso blanco o algo similar. - 1 cucharada o dos de aceite de coco. Puede obviarse.
Procedimiento
Mezclar en un bowl amplio todos los cereales. En una cacerolita pequeña mezclar la manteca de maní y la miel (o el endulzante empleado) y calentar suavemente sin llegar nunca a hervor, sólo para facilitar la integración de los ingredientes. Técnicamente con 40 grados centígrados alcanza. Agregar aquí el aceite de coco si también se eligió usarlo, integrando bien. Dejar templar (no debe enfriarse del todo) y volcar sobre los cereales.
Elegir un molde de silicona o forrar cualquier asadera o tartera con papel manteca, film o papel para freezer. Volcar allí la mezcla y presionar bien con ayuda de la espátula para que quede firme y compactada. Puede incluso taparse con más film o papel y colocar algo de peso arriba.
Llevar a heladera por al menos 3 horas antes de desmoldar y cortar en la forma y tamaño que les guste. Conservar siempre frío en heladera, porque al perder temperatura corre riesgo de desmoronarse, pero fuera de ella dura bien un par de horas sin problema.






