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1 mayo, 2018Esta receta es de mi abuela Susana. Nunca vi remolachas avinagradas en otro lado: y no entiendo por qué. El ácido equilibra ese sabor dulce y terroso de la remolacha al punto tal que, cuando era chica, no me gustaban de ningún otro modo. Pero preparadas así, ¡ah!, podía comer kilos. Duran meses en la heladera, y quedan increíbles junto a sándwiches, ensaladas y pollo o carnes frías.
Estamos tan acostumbrados a valorar los gustos hiperdulces o hipersalados… recuperemos la paleta de sabores ácidos y aprovechemos los vegetales de estación para hacer conservas como ésta, exprés, que nos devuelvan el placer de las remolachas en pleno invierno. Si bien técnicamente no es una conserva tradicional, no pasteurizamos frascos ni se puede guardar a temperatura ambiente, dura muchos meses en heladera y es una pequeña maravilla fucsia.
Ingredientes
½ kilo de remolachas ½ litro de vinagre de manzana 1 o 2 dientes de ajo Sal
Procedimiento
Cocinar las remolachas al vapor, con piel, hasta que estén tiernas.
Dejar enfriar un poco para no quemarse y pelarlas (con sólo presionar suavemente, usando los dedos, la piel se desprende con facilidad). Cortar en láminas de 4 o 5 mm. Llevar a un frasco o recipiente hermético de 1 litro. Colocar la sal, el ajo cortado en láminas y por último el vinagre necesario para cubrirlas bien. Tapar, agitar y conservar en heladera. Dura 6 meses o más.
Acompañan muy bien sándwiches, carnes o pollo frío y ensaladas. Mi abuela nos las servía con arroz turco (cocido con un cucharón de salsa de tomate y un puñado de arroz frito). Los amantes del vinagre verán que solas, por sí mismas, son un vicio, y que conviene hacer un par de kilos para toda la temporada.




