- 1 taza de almendras - 1 litro de agua - pizca de sal - endulzante y aromatizante a gusto (ver procedimiento)
– Remojar toda la noche una taza de almendras enteras, sin pelar, en agua (filtrada o mineral, mejor).
– A la mañana siguiente, descartar el agua de remojo.
– Poner las almendras en una buena licuadora o procesadora junto con 3 tazas de agua, gotas de extracto de vainilla, y una cucharadita de sal. Opcional: un dátil descarozado o dos para endulzar, queda muy bien. Si prefieren stevia o azúcar, adelante.
– Procesar muy bien hasta que se desmenucen las almendras y el líquido se torne blanco. Dejar reposar un poquito para que sedimente.
– Colar, lo mejor posible. Con un colador común,es posible que te queden impurezas. Éstas se van al fondo apenas dejás reposar, pero lo ideal es colar mejor. Si podés usar una tela o un filtro de café es mejor. Se venden algunas bolsitas específicas para hacer leches vegetales, son muy útiles, pero no imprescindibles.
Dura 4 días a una semana en heladera, según el clima y otras variables. Agitar un poquito la botella antes de servir.
Importante: no tires los residuos (es decir, las almendras procesadas), que son oro en polvo. Todo lo que quede en el colador o filtro, lo llevás en una asadera al horno más bajo que puedas, durante un buen rato. Cada tanto hay que remover para que no se queme lo que se va tostando. Cuando se seca todo por completo, tenés una arena de almendras espectacular, que se puede usar en reemplazo de harina para montones de preparaciones dulces o saladas, para rebozar alguna cosa muy fina, o para condimentar arroz, ensaladas, lo que quieras. Almendras en polvo, qué más querés!?
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