Cheesecake de mascarpone con arándanos y nueces

Mascarpone, arándanos, nueces: un power trío se apoderó de la cocina.

Yo no sé si vale la pena gastar más palabras: creo que está todo dicho. Tampoco me voy a poner a defender los valores nutricionales del queso Mascarpone; quizás las bondades de la nuez y los arándanos permiten creernos que este gran cheesecake no esté del lado del mal… al menos no enteramente. Después de todo, un pastel que te hace sentir como un abrazo, ¿cómo va a estar del lado del mal?

Ingredientes

- 200 grs de queso Mascarpone

- 250 grs de queso tipo Filadelfia

- 3 huevos

- ¾ de taza de azúcar mascabo (si te gustan los postres muy dulces, un poco más)

- 1 cucharada de extracto de vainilla

- ralladura de limón 

- 1 pizca de sal

- ½ taza de arándanos frescos

Para la  base:

1 y ½ taza de nueces (puede ser mitad nueces y mitad avena arrollada si no les importa el gluten)

4 dátiles descarozados y remojados un rato en agua tibia, o 2 cucharadas de azúcar o miel

2 o 3 cucharadas de agua, jugo de naranja o el mismo mascarpone.

Procedimiento:

Procesar las nueces (y la avena si usás) junto con los dátiles descarozados. Agregar apenas el agua o jugo necesario para aprisionar la mezcla con una cuchara y que quede compacto, conservando la forma. Forrar la base de un molde con esta masa, tratando de que quede parejo y lisito. Reservar.

Batir primero los dos quesos hasta que la textura se ponga más esponjosa; luego agregar todos los demás ingredientes excepto la fruta, pero batir lo menos posible. Incorporar por último los arándanos y llenar el molde que ya tiene la base de nueces.

Hornear en horno precalentado bajo, una hora como mínimo. Si tu horno es medio temperamental, hacelo a baño maría: poné tu molde en una asadera grande, y agregá agua hasta cubrir un cm o dos de alto.

Cuando ya no se mueve mucho arriba al sacudirlo, ya está. No esperes a sacar el palillo limpio: este relleno es húmedo y así lo queremos.

Dejar enfriar y llevar a heladera dos horas al menos, antes de servir.