(Para un molde de 22 cm.)
- 180 ml de leche de coco (no reemplazable por leche! en todo caso, los que la prefieran, por crema, necesitamos la textura y la materia grasa). - 120 ml de leche (descremada, de almendras, de avena, de soja…) - 200 g de puré de calabaza: es una taza o un poquito más. Si la hacés así, mucho mejor, para que no tenga exceso de agua. - 17 dátiles descarozados. - 300 g de harina integral: aproximadamente dos tazas y media, y un pelito más. Yo usé dos tazas de harina de trigo integral, y media taza de polenta. Con la harina que ustedes prefieran va a estar bien. Les recomiendo mucho usar la media taza de polenta, eso sí, porque da una textura única. - 1 cucharadita de bicarbonato - 1 cucharadita de polvo para hornear - 1 c . de canela en polvo - 1 c. de extracto de vainilla - 1 huevo o su equivalente en “chilinaza” - 25 g de nueces pecán picadas - 2 cucharadas de aceite de coco (reemplazables por aceite de maíz) - 6 o 7 nueces pecán enteras
Mezclar las dos leches, el aceite de coco, la vainilla, dátiles picados bien pequeños y puré de calabaza hasta que esté bien suave e integrado.
Aparte, mezclar los ingredientes restantes que son los secos, salvo las nueces.
Agregar de a poco la mezcla de secos a los líquidos, y a último momento las nueces pecan tostadas y picadas.
Volcar en un molde aceitado o enmantecado y hornear durante 35-40 minutos a 180 ° C (hasta que un cuchillo o palillo salga limpio al pinchar).
Dejar enfriar antes de desmoldar, cortar en cuadrados y guardar en un recipiente hermético hasta 4-5 días .
Sólo es un amor. Con dulce de membrillos también lo adoramos. Con dulce de leche… que sea nuestro secreto.
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