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15 noviembre, 2014Tomemos envión del dulce al salado, les parece? Miren que tengo el hábito de modificar recetas, alterarlas, con total impunidad. Pero es la primera vez que cometo el desacato máximo de reemplazar el azúcar… por sal. Eso que ven ahí es un salto del Carrot Cake a un budín salado de zanahorias y queso, que tuve que volver a cocinar apenas se terminó por decreto familiar de urgencia y fuerza mayor. Es que queríamos más, y lo queríamos ya.
Yo hubiera pensado que esta receta iba a viajar mal desde el mundo de la repostería, pero algo me impulsó a perseverar y lo cierto es que el budín llegó al territorio salado con todo en su lugar, y me atrevería a decir que me gusta más que la versión dulce, el Carrot Cake (o torta de zanahorias, receta clickeando aquí). Acá en casa me lo discuten, aclaro.
Aclaración: este budín no es un pan de zanahorias glorificado. El sabor es lo más parecido a una tarta de zanahorias y la textura es etérea, como una esponja anaranjada y quesosa. Basta de palabras: a usar la boca para masticar.
Ingredientes
- 2 tazas de harina integral (puede ser de arroz, también, y así quedaría sin gluten) - 1 cucharadita de polvo de hornear - 1 cucharadita de bicarbonato de sodio - ½ cucharadita de: nuez moscada, de comino y de pimienta - 3 tazas de zanahoria rallada (aprox 600-700 grs) - ½ taza de queso: reggiano, parmesano, fontina o algún otro duro similar. También queda bien agregar unos poquitos dados de algún queso más suave, por salut, desperdigados al final. - sal a gusto (con cuidado que el queso aporta su propia sal) - ½ taza de aceite - 4 huevos grandes (si son muy pequeños recomiendo agregar una clara o aunque sea un poco de queso blanco para dar humedad) - 1 cucharada de azúcar integral mascabo Nota sobre el terrorífico rallado de zanahorias: no sé cómo lo vivirán ustedes, pero rallar zanahoria es una tarea del demonio si me preguntan a mí. Considerando que en esta receta hacen falta 3 tazas, que son como 4 o 5 zanahorias, los invito amablemente a usar la procesadora si la tienen. Es de esas ocasiones en que la ecuación costo-beneficio de armar y lavar la máquina da positivo, créanme.
Procedimiento
Tamizar la harina con las especias, bicarbonato y polvo de hornear. Integrar a la zanahoria rallada y el queso rallado, el azúcar, la sal y pimienta. Reservar. Mientras vos seguís con la receta, la zanahoria va a humedecer de a poco la harina (con ayuda de la sal y el azúcar). Eso es bueno, dejémoslo que suceda.
Romper el ligue de los huevos con un poquito de sal y mezclar con el aceite. Mezclar con la preparación anterior de harina, queso y zanahoria. Va a quedar una mezcla chirle y bastante compacta, menos fluyente que un budín tradicional. Ahora bien; si no se forma la masa, si sentís que quedó un arenado seco sin integrar, animate a incorporar un poco de agua, leche o mejor: queso blanco. Lo mínimo para que se integre todo en una masa. No me ha pasado mucho (depende sobre todo de la humedad de las zanahorias, cuanto más frescas mejor) pero por las dudas doy la sugerencia, está bueno asegurarse esto antes de seguir.
Volcar en un molde de budín. Se puede salpicar por arriba alguna fruta seca o mix de semillas, como hice yo. Llevar a horno precalentado a 190°. Calculen entre 50 minutos y una hora. Lo mejor es probar con un palillo, como siempre.




