(para cuatro personas más o menos – yo hago habitualmente el doble porque es tan rico…):
- una taza de garbanzos remojados toda la noche - un diente de ajo - un limón - tahine (pasta de sésamo, se compra hecho en dietéticas, casas gourmet o confiterías árabes y armenias; o se hace casero procesando semillas de sésamo hasta el hartazgo, muuucho rato hasta que se transforma en una crema). - sal, pimienta, comino, pimentón, aceite de oliva y (opcional, a mí me gusta) nuez moscada. - muchas hierbas. Perejil, albahaca y verdeo. Puede ser orégano o tomillo, también, y hay quien usa menta. Yo conseguí albahaca morada en el barrio chino: ¿vieron lo linda que es?
– Cocinar los garbanzos a hervor suave para que no se deshagan demasiado, durante cuarenta minutos a una hora desde que empieza a hervir. Con una hoja de laurel, y sal, siempre: si agregás alguna verdura que tengas dando vueltas va a quedar mucho mejor. Un pedazo de zanahoria, un tallo de apio, cebolla. Lo que le dé sabor al agua, que también vamos a aprovecharla. Si conocen el alga Kombu, usen un pedacito para hervir las legumbres, siempre: las hace más digestivas y tiene muchas propiedades saludables. Pero sino, todo bien, seguimos.
– Colar y reservar el líquido.
Mezclar los garbanzos con una cucharada gorda de tahine, el ajo, el jugo de limón, y las especias. Agregar un cucharón del agua de cocción y mixear o procesar hasta que esté bien cremoso. El punto es un poco a gusto, si está muy compacto agregás un poco más de agua. Cuando está listo, servir con las hierbas picadas por arriba: yo no le agrego oliva al procesar porque termino, en este momento, con un buen chorro por encima y un toque más de pimentón. Voilá!
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