
Pescado Teryaki con costra de coliflor
19 febrero, 2012Tarta de zucchini y mascarpone
21 febrero, 2012Hoy me redimo con los lectores que no están interesados en historias de madres y bebés, mucho menos en sus comidas. En medio de tanta cháchara infantil, les presento unas sobrias y adultísimas trufas de queso azul y pistacho, delicatessen que llegó para quedarse.
A pesar de su aspecto inocente y aniñado, dichas bolitas coloridas no tienen un pelo de juveniles. La idea se me ocurrió jugando con una receta de Pedro Lambertini, cocinero argentino que sugería unos damascos rellenos con roquefort. El combo me pareció interesante, pero estas trufas saltaron de inmediato entre mis neuronas, cual pelotitas de pinball. Una cosa llevó a la otra, y de la receta original quedó poco y nada: en cambio, salieron a la cancha otros (pocos) ingredientes y desapareció el damasco, que bien podría regresar como acompañamiento. Terminé muy contenta: 4 ingredientes, un sabor explosivo y muchas variaciones posibles (que explico en la receta).
Las trufas de queso azul dan para muchos contextos. El primero y privilegiado es, sin dudas, una gran picada con amigos. Otra opción es una entrada, sobre colchón de rúcula; y amasadas pequeñitas, son un gran protagonista en una ensalada sencilla, algo fresco y distinto, quizás con fruta de estación y espinaca, o algo clásico y tradicional junto al roquefort, como apio y manzana. Pero dejen volar la imaginación: dentro de un sándwich me las imagino perfectas…
Ingredientes
- 200 grs. de queso azul - ½ taza de mijo cocido (reemplazable por arroz cocido, o algún otro cereal lo más neutro posible; también por una papa cocida, si prefieren) - Un puñado de rúcula fresca - 50 grs de pistachos (queda muy bien con nueces tostadas, pero me gustaría evitar el único combo que los argentinos parecen concebir para comer queso azul: con apio y nueces!)
Procedimiento
Desmenuzar el queso azul con un tenedor: puede hacerse con ayuda de una procesadora o minipimer para una textura más lisa. Picar la rúcula, mezclar con el queso y el mijo: integrar bien, sea otra vez con procesadora o a mano, hasta formar una pasta maleable. Llevar nuevamente a heladera una media hora.
Procesar los pistachos hasta formar una arena gruesa. Tomar porciones de la pasta de queso con ayuda de una cuchara, terminar de redondear con las manos y “rebozar” cada pelotita pasándola por los pistachos molidos.

Estas pelotitas se pueden saborizar con otros ingredientes: por ejemplo, yo también probé agregando zanahoria cocida en lugar de rúcula y queda rico.
Refrigerar hasta la hora de comer. Pega muy bien con higos, damascos y dátiles, o en una “picada” convencional. Otro uso más fresco es dentro de una ensalada, haciendo las trufas un poco más pequeñas: recomiendo con endivias, rúcula y manzana verde. Me imagino que dentro de un sándwich de pan integral no estarían nada mal!




