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Ya les conté acerca de mis primeras experiencias con los fermentados. Que me sonaban complicados, místicos e inabordables hace no tanto. Hoy, la masa de avena fermentada es parte cotidiana de nuestras comidas y me resulta tan básica como poner la pava para el mate. Esa masa viene de la mano de un fermento inicial con vinagre orgánico sin pasteurizar (un poco caro y un poco difícil de conseguir) o de un buen chorrito de kéfir, bebida probiotica que hasta hace poco también me parecía complicada, mística, inabordable.
Pero acá me tienen, tratando de dejar la adolescencia a menudo. Tomando un kéfir riquísimo cuando me levanto y manteniendo los nódulos (algo así como la “madre” de ese kéfir) vivitos y coleando con amor, azúcar mascabo y agua.
El kéfir es tan fácil de hacer como una limonada, o me atrevería a decir, incluso, más fácil. Su único desafío es la espera y la continuidad: hay que dejarlo tranquilo dos días, y hay que alimentar a los nódulos para que vuelvan a trabajar después. Suena muy justo, ¿no les parece? Lo que ganamos a cambio es un montón: una bebida que equilibra el “ecosistema” del intestino, que nos permite fermentar naturalmente masas sin más que mezclar componentes, y que por si fuera poco se reproduce a sí misma sin cesar, por lo que terminamos con una cantidad exponencial de nodulitos para regalar a quien se anime a probar.
¿Quién se anima?
El kéfir se puede tomar solo (empiecen con apenas medio vasito diario), mezclado con jugo de frutas o usar para preparaciones de cocina, incluso para el remojo de legumbres y cereales. A quienes les interese este camino los invito a leer más en este link y en éste también. Siempre, siempre, siempre, averigüen ustedes, pregunten, consideren sus propios cuerpos para decidir cuánto y qué hacen. Ma’vale!
Receta para hacer kéfir de agua casero
(una de tantas, la que me enseñaron a mí, la que sé que sale rica).
Ingredientes y utensilios - 1 frasco de litro y medio (vidrio o plástico, boca ancha) - 4 cucharadas de nódulos de kéfir de agua (se consiguen regalados de gente que ya esté preparando kéfir, pero también los venden en tiendas naturales y hasta on line. Hay grupos de Facebook de "donantes de nódulos de kéfir" con integrantes en casi todos lados). - 5 cucharadas de azúcar mascabo - ½ limón (si es orgánico mejor) - 2 dátiles, pasas de uva o higos secos (cambia el sabor pero todos sirven). - idealmente una bolsita de las que se usan para hacer leches vegetales, sino gasa para una bolsita casera. Se puede hacer sin bolsa, pero los nódulos se mezclarán con los restos de fruta seca y se “ensucian”.
Procedimiento
Es fácil como hacer limonada. Sólo requiere constancia.
Meter los nódulos en la bolsita y cerrarla. Introducir en el frasco.
Sumar medio limón, el azúcar y los dátiles picados.
Agregar 1 litro de agua filtrada y revolver con cuchara de madera o de plástico.
Tapar (pero no herméticamente: suave con la tapa del frasco, o con una gasa o tul limpio y una gomita) y dejarlo 24 hs en un lugar templado y sin luz directa del sol. Pasado un día se vuelve a revolver y a dejar reposar por 24 hs más. Luego de ese plazo (los dos reposos de 24 hs cada uno, es decir, 48 hs del inicio) está listo.
Es muy probable también que la bebida se gasifique finamente, quedando apenas carbonatada. Eso es bueno. Si te gusta, conservalo en una botella bien hermética, y sino, se va a ir yendo solo.
La bebida lista para tomar no es tan dulce como uno esperaría por el azúcar mascabo: los nódulos procesan esa azúcar y la transforman. Queda fresca, levemente dulce, no piensen que nos “tomamos” el azúcar a cucharadas.
El kéfir en botella dura 1 semana fuera de la heladera, 3 a 4 semanas en heladera.Se va gasificando un poco más con el paso del tiempo, es normal, se suele usar para hacer una pseudo “sidra” natural.
Si queremos interrumpir un ciclo de kéfir, es decir, queremos dejar de producir la bebida un tiempo, podemos conservar los nódulos en la heladera, en un frasco con agua y azúcar (a ojo), durante varios días.
Por favor no me pregunten a mí si pueden darle kéfir a los niños pequeños: es una pregunta para hacer al pediatra y, en última instancia, una decisión personal basada en la información que adquieran.