Mi abuelo Miguel hacía un jugo de ciruelas que era un despelote. Nunca volví a ver algo parecido: era un concentrado casero que se servía y se mezclaba en el mismo vaso con agua o soda para tomar en el momento.
Yo creía que la receta era secreta o se había perdido con mi abuelo y con su árbol de ciruelas en la quinta, hace décadas. Con el estallido de las ciruelas dulces, sabrosas y baratas de las últimas semanas le hice un par de comentarios a mi mamá, que largó la receta de un tirón mientras lavaba los platos. Diría de un tirito en realidad, porque es una cosa fácil, corta y rápida.
Casi escupo el mate de la sorpresa. Ese sabor de infancia había estado ahí al alcance de la mano todo el tiempo… y yo sólo tenía que estirar el brazo para tomarlo. Así que fui, extendí el brazo, y me lo tomé.
La magia de este jugo tiene muchas facetas. Primero, dura muchísimo más que un jugo convencional porque es un concentrado. Sin ocupar espacio en la heladera nos da bebida para toda la semana. Es liviano como una agüita saborizada, porque se diluye y entonces no cae pesado como un jugo de naranja (que yo no tomaría nunca con las comidas por ejemplo, porque es una bomba atómica la mezcla). Al tener la acidez de la ciruela realzada con apenas un toque de azúcar, en mi caso mascabo, saca la sed y deja sensación de frescura cuando hace mucho calor. En casa no tomamos muchas bebidas carbonatadas, pero este jugo sí lo hago con soda porque así lo hacía mi abuelo y me da nostalgia. Con agua queda rico también.
Ingredientes
1 kg de ciruelas preferentemente remolacha. No usen las gota de miel que son demasiado dulzonas.
2 cdas de azúcar mascabo, reemplazables por miel o stevia pero ojo que tendrá una textura menos almibarada entonces.
Procedimiento
Cortar las ciruelas en cuartos y llevarlas a una olla o cacerola con el azúcar o endulzante elegido. NO agreguen agua. Tapar y calentar a fuego medio hasta que las ciruelas se desarmen y suelten todo su líquido natural. Revolver sólo para integrar y apagar le fuego apenas se deshagan del todo, sin esperar a llegar al punto de una mermelada. Son unos diez minutos, no más.
Colar y conservar en la heladera. Se sirven dos cucharaditas en un vaso, se agrega agua o soda y se revuelve. Una vez servido, sedimenta en el fondo después de un rato, así que cuando lo dejen en reposo deberán volver a mezclar antes de beber.
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