Ingredientes
– 2 partes de sal marina ( o sal rosada)
– 10 partes de sésamo integral
Procedimiento
Tostar suavemente en una sartén el sésamo integral. Como cualquier fruto seco o semilla: lentamente es la única forma de que quede bien tostado pero no se queme. Por si hay algún atolondrado dando vueltas por ahí: sin aceite, sin nada, ojo. Las semillas tienen aceite propio en cantidad.
Dejar enfriar.
Tostar en una sartén sal marina, gruesa o entrefina. Suena raro tostar la sal; básicamente es una forma de asegurar que esté bien bien seca. No se va a quemar, podés dejarlo un buen rato.
Dejar enfriar.
Procesar o moler el sésamo solo, primero, y sumar la sal a la mitad. Tienen que quedar algunas semillitas enteras, otras hechas polvo, un promedio de “rotas pero no revueltas”.
Detallecitos:
– si no dejás enfriar los ingredientes, va a humedecerse todo y se va a formar una pasta, cuando debería quedar un polvo sueltito.
– la proporción de los macrobióticos es una de sal por diez de sésamo. Para el común de los mortales, no va. Yo diría, como mínimo, dos por diez. Pero andá tanteando.
– yo no tengo mortero, lo hago sincera y posmodernamente con la minipimer. Supongo que la molienda manual tiene toda la mística.
– podés usar sésamo blanco, sésamo negro o los dos juntos: no es que uno es integral y el otro refinado. Es sésamo, no pan o azúcar!
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