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2 marzo, 2014
Sopa crema de arvejas – vegana
9 marzo, 2014La mejor, más fácil y más exitosa torta de chocolate que hice en la vida. ¿Mencioné que no tiene lácteos, harinas ni huevo? No sé si el mundo está preparado para esto: una auténtica marquise, con ganache de chocolate para desmayar. Voilá!
Estos días son de mucho festejo y celebración. Año nuevo vida nueva, cumpleaños seguiditos, algún aniversario y hasta el mismísimo blog que cumplió dos años en febrero. Se impone una torta así, infalible y cremosa, con todo el chocolate y nada que envidiarle a la pastelería más pintada.
La “ganache” es una crema que habitualmente se hace con partes iguales de crema y chocolate, o algún otro saborizante. Esta vez usé leche de coco, de forma tal que no lleva ni una gota de crema (ni otros lácteos) y la textura es tanto o más lujuriosa. Curiosamente, no queda con sabor a coco: la leche de coco es muy suave y el chocolate le gana por goleada. Es un relleno ideal para una “marquise”, como se llama a estas tartas bajitas, bien chocolatosas y súper húmedas, casi sin masa. La marquise tiene que ser casi una mousse en su interior, y tener poquísima masa debajo.
Así de linda como la ven -y así y de francesa como la estoy vendiendo-, sepan que es facilísima, más que hacer un bizcochuelo. Porque, entre tanto festejo y celebración, una no siempre quiere pasarse el día batiendo y tamizando…
Ingredientes
(para un molde de 18 cm)
Para la base: - Una taza y 1/3 de avena arrollada - 80 grs de nueces - Dos cucharadas soperas de manteca de coco (reemplazables por aceite, manteca o chilinaza) - Jugo de una naranja - Tres cucharadas soperas de coco rallado ALTERNATIVAS: - Cambiar las nueces por avellanas o almendras, o lo que más les guste. - Reemplazar la manteca de coco por otras opciones que cambian el sabor de la masa pero pegan bien. Se me ocurren dos: manteca de maní o banana pisada. Aquí ya hay sabores más fuertes que compiten con el relleno, pero quizás puede gustarles. - Usar la típica base de galletitas molidas… menos saludable pero muy fácil y práctico. - Si no te gusta el coco, se puede reemplazar por más nueces o más avena. - Saborizar la base con canela o miel. Yo la hice sin endulzar a propósito para que contraste con el relleno. Para la ganache (relleno): - 200 grs de chocolate negro - 220 cc. de leche de coco - Cascarita de naranja (ya que usamos naranja para la base, y la tenés a mano) - Una pizca de sal (Si el chocolate elegido es muy amargo, podés agregarle el endulzante que quieras, pero poquito. Si usás un chocolate que ya es relativamente dulce, no hace falta).
Procedimiento:
Para la base
– Procesar la avena con las nueces y el coco rallado hasta que se transformen en una arena gruesa. Agregar los demás ingredientes hasta que la textura permita presionar con el dedo y que conserve la forma.
– Forrar un molde (no hace falta enmantecar, pero podés usar papel manteca por las dudas) formando una capa finita y paredes de 2,5 o 3 cm. de alto. Si hace falta, mojate las manos para facilitar esta parte. No tenés que empaparlo pero está bien que quede húmedo.
– Hornear 10 a 15 minutos a fuego bajo, o hasta que los bordes estén apenas dorados; dejar enfriar antes de rellenar.

Para la ganache
– Calentar suavemente la leche de coco con la cascarita de naranja y la pizca de sal. No tiene que hervir, pero sí quedar bien caliente.
Si usás leche de coco casera, recomiendo agregar una cucharada sopera de agar-agar o gelatina vegetal, porque no es tan cremosa y densa como la leche de coco comprada.
– Apagar el fuego y retirá la cáscara de naranja. Agregar el chocolate picado, de un saque. Dejarlo quieto dentro de la leche de coco, sin molestarlo, durante unos minutos. Esta es la mejor forma de cuidar el chocolate, para que quede liso y brillante: primero, que suba la temperatura de a poco y solito. Es importante que la leche de coco no esté hirviendo, para no quemar el chocolate.
– Una vez que esté bien blando, ahora sí, integrar mezclando enérgicamente con espátula o batidor de alambre hasta que esté bien lisa y cremosa la crema.
– Dejar enfriar un poco la ganache antes de rellenar la tarta, que también tiene que estar fría o a temperatura ambiente.
– Si hace falta, alisar la superficie con la espátula, jurando no comerte la mitad en el proceso.
– Una vez rellena, llevar a la heladera por lo menos dos horas antes de servir.
Se pueden hacer pequeñas tortitas individuales o cupcakes con la misma lógica, quedan espectaculares y son una invitación al crimen.






